De muchas cosas. Entre otras que no todo el que dice que te va a echar una mano al final te la echa.
Empezamos un nuevo proyecto, un amigo y yo, se apunta mucha gente (no tanta, pero con buena pinta) porque es un proyecto bonito, colaborativo, no ganaremos mucho, pero tiene dos cosas buenas, compartimos conocimiento y además creamos eso que ahora se llama marca personal, que antes era simple curriculum. No moriremos millonarios, pero habremos colaborado en algo a que alguien pueda mejorar o ver las cosas desde otro punto de vista y cambiar sus resultados.
Se apuntan, como digo, conocidos de mi amigo sobre todo, todos con muchas ganas, comprometidos con el proyecto. No llevamos seis meses y ya les echo de menos. El problema no es que ellos no sigan el ritmo que habíamos planteado para seguir formando parte del equipo, el problema es que su inactividad, tras su compromiso, da trabajo a otros miembros del equipo (mi amigo) que tiene que cubrir sus huecos, pero no son capaces de decir que no siguen, esperan a ver si la cosa cambia o si cuela cuela, no lo sé, pero me cabrea.
Si no puedes colaborar en los términos que te han planteado, dilo y fuera, no pasa nada, ya digo que esto no nos va a hacer millonarios ni nada parecido. Pero no hagas que alguien que te ha invitado a formar parte del proyecto tenga que cubrir tu falta de compromiso.
La persona con la que empezó ésto, un buen amigo, tiene que hacer, además de su trabajo, el que no hace esta gente. Y eso no está bien, si te comprometes haces y si no a la p..a calle.
Pues eso, que hay días que te das cuenta de que la gente no se compromete, no tiene palabra y no sólo hace el ridículo frente al que adquirió el compromiso, sino que falla a un equipo y le da más trabajo a parte de él.
Con perdón, o sin él, gente que es un asco con la que no se puede contar. Gente. Al final, gente, del montón, mi amigo siempre en mi equipo (o yo en el suyo) pero la gente esa no.
Así que nada, lunes. Ya sólo faltan cuatro días para el fin de semana…y de eso también me doy cuenta.